domingo, 5 de diciembre de 2010

Pánico

        A uno de mis alumnos de tercer año de primaria, se le ocurrió llevar una serpiente para hablar de ella a sus compañeros. A mí, estos animales me dan pavor, pero como se trataba de un niño responsable y muy querido en la clase, le dejé seguir adelante con el ejercicio. Ese día había ido a ayudarme otra maestra y, como ella no le teme a las víboras, levantó a la criatura con la patilla de sus lentes para que todos la vieran. Cuando iba a guardarla otra vez en su caja, la serpiente se escapó, y mientras mi colega intentaba atraparla, toda la clase se puso a gritar y a correr por el salón. Para restablecer el orden, les dije a los chicos que volvieran a sus lugares, pero una niña no me obedecía. Cuando exasperada, le exigí por última vez que se sentara, ella me explicó: - No puedo maestra, usted está parada sobre mi asiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario